Literatura fantástica

 

Al principio, Dios creó el cielo y la tierra. La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas. Entonces Dios dijo: «Que exista la luz». Y la luz existió. Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas; y llamó Día a la luz y Noche a las tinieblas. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el primer día.
Dios dijo: «Que haya un firmamento en medio de las aguas, para que establezca una separación entre ellas». Y así sucedió. Dios hizo el firmamento, y este separó las aguas que están debajo de él, de las que están encima de él; y Dios llamó Cielo al firmamento. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el segundo día.
Dios dijo: «Que se reúnan en un solo lugar las aguas que están bajo el cielo, y que aparezca el suelo firme». Y así sucedió. Dios llamó Tierra al suelo firme y Mar al conjunto de las aguas. Y Dios vio que esto era bueno. Entonces dijo: «Que la tierra produzca vegetales, hierbas que den semilla y árboles frutales, que den sobre la tierra frutos de su misma especie con su semilla adentro». Y así sucedió. La tierra hizo brotar vegetales, hierba que da semilla según su especie y árboles que dan fruto de su misma especie con su semilla adentro. Y Dios vio que esto era bueno. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el tercer día.

La Biblia, en el Génesis.

 

Hace 15000 millones de años, nuestro universo comenzó con la mas fuerte explosión de todos los tiempos. El universo se expandió, se enfrió y se oscureció.
La energía se condensó en materia, principalmente en átomos de hidrógeno, y éstos se acumularon en grandes nubes que se alejaban unas de otras y formarían un día las galaxias.
Las primeras generaciones de estrellas nacieron dentro de estas galaxias, avivando la energía oculta en la materia e inundando el cosmos de luz. Los átomos de hidrógeno habían formado soles y luz estelar. En aquellos tiempos no había planetas desde donde admirar el esplendor de los cielos. Sin embargo, en la profundidad de los hornos estelares una fusión nuclear estaba creando átomos más pequeños de carbono, oxigeno y silicio. Estos elementos, las cenizas que deja el hidrógeno, fueron la materia prima de la que surgiría más tarde la vida y los planetas.

Carl Sagan, en Cosmos.

 

 

El fin del saber

Someramente:

Un día, allá por el 200 antes de Cristo, el emperador chino Qin Shi Huang amaneció de mal humor y mandó quemar todos los libros. En último momento, “porsia”, indultó a los que trataban temas de guerra, agricultura, medicina y adivinación. Como ya estaba todo dicho, habíamos llagado al punto en el que sabíamos todo lo que se tenía que saber. Ese fue el argumento oficial, aunque la verdad es que Qin estaba hasta el gorro de los intelectuales.

A veces me da la terrible sensación de que ya todo está dicho, y que un día de estos alguien va a amanecer atravezado y le va dar por bañar con ron los servidores de la wikipedia o hacerle un conjuro a algún buscador. ¡Malinche¡ ¿Hay algún tema, necesidad, idea, miedo, sentimiento, suceso feliz o terrible que arroje, por ejemplo, cero resultados en google? Incluso, cuando parece que no, éste no tiene guáramo para dejarte una página vacía y te devuelve un montón de información que suena parecida y confusa. Como si decir “no tengo idea” fuese políticamente incorrecto (sic).

No sé qué será peor, las noticias falsas o el falso saber.

Todo es como ir a la luna

Los creativos de publicidad están abusando de la épica. De paso, dejan ver que se están quedando sin ideas.

Da igual si se trata del lanzamiento comercial de una máquina de afeitar, un chicle o un nuevo móvil. Casi siempre comienzan con aquéllas imágenes en blanco y negro de los grandes saltos de la humanidad para asociar su producto a la azaña.

Una banalidad. El problema es que la gente se lo cree y dice,!Oooh!

Y eso para mi es equiparable a una noticia falsa. Es malo. Especialmente para las nuevas generaciones que se pensarán que están siendo testigos de algo trascendental y que esas chuminadas se perecen en algo a, por ejemplo, ir a la luna.

Vaya.