Todo es como ir a la luna

Los creativos de publicidad están abusando de la épica. De paso, dejan ver que se están quedando sin ideas.

Da igual si se trata del lanzamiento comercial de una máquina de afeitar, un chicle o un nuevo móvil. Casi siempre comienzan con aquéllas imágenes en blanco y negro de los grandes saltos de la humanidad para asociar su producto a la azaña.

Una banalidad. El problema es que la gente se lo cree y dice,!Oooh!

Y eso para mi es equiparable a una noticia falsa. Es malo. Especialmente para las nuevas generaciones que se pensarán que están siendo testigos de algo trascendental y que esas chuminadas se perecen en algo a, por ejemplo, ir a la luna.

Vaya.