El fin del saber

Someramente:

Un día, allá por el 200 antes de Cristo, el emperador chino Qin Shi Huang amaneció de mal humor y mandó quemar todos los libros. En último momento, “porsia”, indultó a los que trataban temas de guerra, agricultura, medicina y adivinación. Como ya estaba todo dicho, habíamos llagado al punto en el que sabíamos todo lo que se tenía que saber. Ese fue el argumento oficial, aunque la verdad es que Qin estaba hasta el gorro de los intelectuales.

A veces me da la terrible sensación de que ya todo está dicho, y que un día de estos alguien va a amanecer atravezado y le va dar por bañar con ron los servidores de la wikipedia o hacerle un conjuro a algún buscador. ¡Malinche¡ ¿Hay algún tema, necesidad, idea, miedo, sentimiento, suceso feliz o terrible que arroje, por ejemplo, cero resultados en google? Incluso, cuando parece que no, éste no tiene guáramo para dejarte una página vacía y te devuelve un montón de información que suena parecida y confusa. Como si decir “no tengo idea” fuese políticamente incorrecto (sic).

No sé qué será peor, las noticias falsas o el falso saber.