La noticia más rara que he leído

Esta noticia apareció ayer en la presa mundial. El realismo mágico latinoamericano se quedó corto con esto:

Ballena descompuesta explota en una calle de Taiwán

Taipei.-Los restos de una ballena en descomposición de 60 toneladas estallaron en una calle concurrida de Taiwán, cubriendo a transeúntes, vehículos y tiendas con restos ensangrentados y cortando el tráfico por varias horas, dijo el jueves la prensa local.

El animal muerto, de 17 metros de longitud, era transportado en un camión a una universidad para que se le efectuara una autopsia y, según los expertos, los gases de su descomposición interna causaron su explosión en la sureña localidad de Tainan, informó Reuters.

La ballena había muerto tras quedar varada en la costa sur occidental de la isla de Formosa.

La Biblia en Fascículos

Los humanos coleccionamos de todo. Es otro de los enigmas del insondable cerebro humano. Por razones diversas, decidimos que ciertos objetos deben estar en cautiverio, y nos obsesionamos con su cacería, aunque en el primer mundo ya se trata de simple recolección.

En torno a esta necesidad, se ha creado un histórico negocio: el de la publicación por fascículos y las colecciones por entregas. Al ojo marciano – o del tercer mundo sin ir muy lejos – podría parecer que algunos objetos de los promocionados compiten en inutilidad con los artículos insomnes de las televentas, y que otros sencillamente rayan en lo absurdo. Pero lo cierto es que tienen mercado, ya que siguen saliendo cada otoño e invierno, y representan el 25% de la facturación de las editoriales. He aquí una muestra tomada esta mañana frente al quiosco de la esquina.

Fósiles auténticos (dice que no son reproducciones), Miniauturas de taxis del mundo, Plumas de aves, ¡Piedras! (tal cual, anunciada como colección geológica), Dedales, Bolas de nieve (nieve en agua como las de navidad), Mi amigo el caballo (una cuadra en miniatura), Casa de muñecas, Miniaturas de Coches Míticos, Miniaturas de Motos de competición, Cajitas de madera (cajitas adornadas), Vestidos inolvidables (Miniaturas que reproducen vestidos de grandes divas), Soldados de plomo, Conchas de Mar (lo juro, las conchitas de la orilla de la playa).

Si, lo sé: Me dirán que grandes obras también fueron distribuidas por entregas, como la enciclopedia, las novelas de Charles Dickens y el mítico Sherlock Holmes. Pero que haya gente que compre la Biblia en Fascículos, como también la vi, me parece extremo, sobre todo cuando muy seguramente no le están pagando royalty a los Evangelistas.

Comentario a parte merecen los periódicos. Antes se limitaban a vender noticias, ahora se han pasado al negocio de las enciclopedias, los cidis y los dividis, a los cuales les encartan, por fuera, un ejemplar del periódico del día.

Impuesto Esotérico

En los países del Caribe, debería crearse un impuesto a los servicios esotéricos. Es decir, a aquéllas actividades que en el argot son conocidas como consultas, despojos y trabajos.

Existe una larga lista de profesionales que entran dentro de esta categoría. Enumero algunos a efectos orientativos: Tarotistas, que leen el tarot; Astrólogos, que leen los astros; cafesólogos, que leen el asiento del café; tabacólogos, que leen el tabaco y arepólogos, que leen el futuro en los quemaditos de las arepas. También se incluyen aquí los polivalentes, que ejercen en distintas áreas, como los brujos, iluminados y mediums. En fin, todos aquellos que pueden ser englobados dentro del apartado de servicios de prospección y pensamiento anticipatorio.

Esto es una propuesta seria. Espero que no sea interpretada como una regresión al oscurantismo, sino como la regulación del más antiguo sector de la economía informal del Caribe y áreas circunvecinas.

Lo recolectado con este impuesto, debería ser entregado directamente a organizaciones benéficas y oenegés. Sin temor. Pues claro está, que nadie se va a atrever a malversar fondos, ya que pueden ser fácilmente descubiertos gracias a las facultades de los contribuyentes.

Una vez puesto en orden el sector, incluso se podría convertir en un pujante producto de exportación hacía el primer mundo, además de una magnífica oportunidad para lograr influencia en el concierto de las naciones, donde históricamente nuestra burda política exterior ha fracasado. Incluso, la consolidación de estos servicios con denominación de origen, podría arrastrar consigo la exportación de otros productos, con el simple hecho de incluirlos dentro de los ingredientes de sus rituales: Brebajes de mango, pósimas de parchita, polvos de cazabe, etc.

Los políticos prometen constantemente, inventando futuros fantásticos y la gente les cree. Pues considero incluso coherente, el reconocer la función social y la contribución a la economía de los profesionales de la anticipación, que honestamente se limitan, no a inventar, sino a decir lo que ven.