Perder el Autobús

Perder un autobús en hora punta es un arte. No es una cosa que se deba tomar a la ligera, sino que debe cultivarse y perfeccionarse con un trabajo consciente, constante y abnegado hasta rozar la perfección. Lo primero que debe evitarse es la resignación, esa tendencia en onda zen a pensar que como es una cosa que no tiene solución, no hay porqué amargarse la mañana. En esos casos, lo mejor es desahogarse y despotricar con vehemencia del chofer, que se antoja de salir cinco minutos antes de su parada, y echar una que otra pataleta, mirar reiteradamente el reloj y poner la mejor cara de preocupación por llegar tarde al trabajo. Y, en ningún caso, culparse uno mismo pensando que todo se habría evitado saliendo un poco más temprano. En pocas palabras, cosechar autoengaño matutino.

Un error muy frecuente en los perdedores-de-autobuses noveles, es precipitarse en el insulto al conductor. Antes de insultar al conductor con un sentido, estridente y jadeante “hijo de puta”, cuando te cierra la puerta justo cuando estás a dos milímetros de ella después de una carrera imposible hasta la parada, debe uno cerciorarse que no exista la posibilidad de que, en un arranque de morbosa nobleza, se detenga y te abra la puerta, porque luego, no tienes más remedio que subir y humillarte con una disculpa de color de braza, por acordarse de su madre.

Si eso llega pasar, mantenga la dignidad. No se disculpe, porque lo que usted ha dicho no afecta en lo absoluto al conductor de autobús: como todo el mundo sabe, esas criaturas no tienen madre.

5 pensamientos en “Perder el Autobús

  1. Eso es porque no fumas.

    La realidad es más fuerte que la ficción, si te diese por ese mal habito hediondo e insultante para el ser humano que está a tu lado, pues te llegaría el autobús durante la segunda calada a lo sumo, cuando ya no hay vuelta atrás, sino tirarlo y saber que si obstinadamente esperas el próximo, no llegará sino 15 minutos después de lo previsto (Horario EMT que no es GMT).

    Esto, esto es Murphy, son hechos de la vida misma y más de 300 cajetillas de experiencia.

  2. Faltan los estilos para que se puedan visualizar los < acronym > y < abbr >.

    El estilo más aceptado es:

    acronym, abbr {
    border-bottom:1px dotted #000; /*color a gusto del consumidor*/
    cursor:help;
    }

    Puedes borrar este post.

  3. Hola querido Oca,
    Estoy de acuerdo con lo de no pedir excusas por el improperio que a pulso se gana quien hace algo perverso… generalmente la aparente corrección de lo mal hecho por parte del agresor, no es sino otra exhibición de poder, en cuyo caso se hace acreedor de otro insulto, pero reforzado.

    Back again.
    Love,
    Palas

  4. Está fina la vaina…. (la vaina es el post, por supuesto)
    (No sé quien dijo por ahí en la tierra donde vives actualmente, creo que fue en una caricatura de ¿Forbes?… «está escrito con un bello lenguaje literario y una correcta sintaxis, o sea, cojonudamente»)

    Bien, como siempre, hemos reído internamente con la sabia ironía que nos brindas…
    Un abrazo y saludo. 🙂

  5. Este….en mi época de estudiante, hice mucho uso del autobús en Caracas. No sé si será por eso que, cuando en otros países he hecho uso del autobús y al hacer remembranza de las vivencias venezolanas, he sentido que los autobuses caraqueños eran conducidos por una horda de hunos drogados, en comparación con los choferes de los otros países.

    Si sientes que los choferes madrileños son unos «hijos de la grandísima», es obvio que estás viviendo una situación de intenso desarraigo. ¡Véngase! Véngase pa’ su Venezuela y, estoy seguro que, me brindará una segunda opinión. 😉

    Saludos.

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