…así que cogimos a los críos y emprendimos la huida con lo puesto. Maryam no quería, pero la cosa se había puesto fea. Los ataques eran cada vez más despiadados, todo el rato… no hay palabras para describir aquéllo, ¿sabe?… Y en nuestro caso éramos un blanco fácil de ambos bandos. La verdad, fue desesperante, en cámara lenta. Los Qannaim andaban muy violentos por entonces y los otros no tenían contemplaciones. Yo quería llegar a la frontera con Egipto lo más rápido posible, pero avanzar con seis críos, un bebé de seis meses y la mujer preñada… ya me dirá. El mayor se me hizo hombre en aquella travesía, sin su determinación no lo estaríamos contando. Pero lo que más le pedía a Dios era que mi mujer aguantara hasta que salváramos la frontera… si nacía en Egipto las cosas serían distintas para todos.
No. Nunca me gustó esa palabra. No fuimos exiliados, fuimos refugiados. Y le estaré eternamente agradecido al pueblo egipcio por los años de acogida. Mis hijos crecieron allí, los pude criar con un mínimo de decoro, no sólo en la fe, sino también en la decencia. Aunque para los dos más pequeños fue mucho más duro. No se sentían de ninguna parte y tal vez por eso pasó lo que pasó.
Como podrá entender, es un tema delicado. Elisheva fue el Amor de mi Vida; uno vetado por estar casada, pero amor al fin… póngalo así, en mayúsculas. Y claro que no esperábamos que a su edad pudiera quedarse embarazada. No ponga ese gesto, caballero…, ustedes tienen a un rey en Britania con una historia parecida y hasta les divierte. Mi conciencia está tranquila. No soy ni el primero ni el último hombre que se casa con la permitida para estar cerca de la prohibida. Tuve la fortuna de que mi mujer haya hecho ese sacrificio, ese acto de amor de recoger a mi hijo con Elisheva, mi querido Yohanan, y criarlo como nuestro. Por eso fuimos a las montañas a visitarla. Yo no hice otra cosa que serle recíproco a mi mujer, y criar también como mío al suyo (al que tampoco esperábamos, después de todo).
Sin problemas. En Egipto pasamos inadvertidos, como una familia finlandesa en Dinamarca. Por eso la insistencia de cruzar la frontera. Si Maryam llega a parir asistida por su familia le hubiesen caído a piedras al ver que el niño se parecía más a un jugador del Bayer de Múnich que a mí. Adulterio difícil de ocultar. ¿Eso sí, ándese con cuidado en cómo redacta esto… no permito que ningún periodista de mierda intente salpicar la bondad eterna y la honorabilidad de mi ex…? ¡Maryam es una santa!
Vamos a ver… ¿y usted que hubiese hecho? ¡El que sale en todos los cuadros del portal es mi Yaakov, el hermano mayor de Yeshua, no yo! Y lo de Maryam no tiene nombre, ¿sabe? Salió con genes de filipina. Siete partos a cuestas y aún conserva esa cara angelical. Yaakov y Maryam dieron el pego de nóveles indefensos. Yo mandé a Yaakov con su madre a buscar posada porque el parto era inminente, no podía hacer otra cosa, me tenía que quedar con los críos… y Yohanan estaba de meses… Obviamente, sólo a un adolescente se le ocurre meter a su madre a parir con las vacas… pero vamos, resolvió. Además, todos los niños nacen con un pan debajo del brazo.
Que le puedo decir… Creo que el detonante fue el divorcio… Ninguno se quiso quedar conmigo en Egipto. Yaakov, Yosef, Shimon, Yehudah, Yohanan, Yeshua y las niñas se fueron con su madre de vuelta a Galilea. Nunca dejé de escribirles ni de pasarles la pensión, pero no pude evitar que los dos más pequeños se metieran en política. Una desgracia. Simplemente pasaban de mí. Yeshua, sobre todo: el catirito de ojos azules que se las llevaba de calle. Lo del divorcio lo llevaron muy mal, no me lo perdonaron, y eso que ya estaban mayores cuando Maryam se cansó de aguantarme. Le dije a Maryam que nos fuéramos a Alejandría, para salvar el matrimonio y para que los muchachos estudiaran y vieran mundo, pero ni así. La diferencia de edad hizo el resto y yo sentía que había cumplido.
En lo absoluto, Dios me libre de dudarlo. La explicación de Maryam me la creo a pies juntillas. No de primeras, claro… pero es que Yeshua con apenas tres meses iba haciendo milagros por todo el desierto de Shur; si no, cómo se supone que hubiésemos completado la huida. Ni ángeles ni güevonadas. El carajito iba haciendo brotar agua’e panela con limón de las piedras y convirtiendo escorpiones en tequeños por todo el desierto…
No se lo deseo ni a mi peor enemigo. Esto de la inmortalidad ha sido más un castigo que un premio. Tuve que soportar que le cortaran la cabeza a mi Yohanan y que crucificaran a mi Yeshua. Pero no pude hacer nada, ni siquiera por mi Yaakov que lo terminaron moliendo a piedras también. Ya ve usted, ni a mi peor enemigo.
Tal vez. Si hubiese tenido el guáramo de luchar por Elisheva le hubiese ahorrado algunas penas al mundo, pero las cosas antes eran más complicadas. Le aseguro que fue un amor verdadero y no le hicimos daño a nadie. Zekharyah nunca se enteró, aunque digan que se quedó mudo del susto. Y yo fui claro con Maryam desde el principio. Esos influencers que ahora les quieren hacer creer otras cosas están haciendo presentismo. Pase de ellos.
De Yeshua que le puedo decir. ¿Usted tiene hijos? … entonces le costará entenderme. Le crié como hijo mío y le querré toda la vida. Le aguanté todas sus vaguerías y excentricidades, y más de una vez le saqué de un apuro, pero ya ve… ni las gracias. Como decía mi madre: Los hijos son una lotería.
*Cada ciento doce años, José, padre putativo de Jesús, concede una entrevista furtiva. Lo habitual es que su contenido sea interceptado y destinado a los archivos secretos vaticanos. Aunque de vez en cuando algunos fragmentos se filtran en círculos especializados. La siguiente composición es un intento de introducir coherencia en una selección de dichas filtraciones. Se han cotejado los hechos bíblicos, aunque se advierte que se ha utilizado la fuente Q y algún que otro apócrifo tardío. Se preservan los nombres originales en hebreo y/o arameo citados por José como forma de respeto al entrevistado. Entre ellos figuran los de Isabel (Elisheva), Juan el Bautista (Yohanan), Jesús (Yeshua) y de Santiago (Yaakov) el primogénito de José y María (Maryam). Se requiere familiaridad y duda razonable por parte del lector sobre algunos hechos bíblicos, especialmente los introducidos en exclusiva por Lucas y Mateo.
Nota del cartero:
Feliz Navidad querido lector.