Un Sputnik

A Occidente le hace falta un jamaqueo1. Algo que nos saque de la zona de confort y nos despierte del letargo que significa creer que eres el non plus ultra de la humanidad y que no hace falta ir más allá porque más allá no hay nada. No es por ser faltón, pero es que de pequeño tenía más expectativas de lo que podríamos llegar a hacer por estas fechas y me apena cuando aún seguimos hablando en términos tecnológicos de hace cuarenta años. La poca diferencia que veo es que todo es más pequeñín y sólo hay avances en la creatividad del uso, pero no en la aceleración de la aparición de tecnología disruptiva como la que se generó en el siglo XX. Por eso no es descabellado hablar de la aparición de un momento a otro de una amenaza como lo fue el Sputnik2 para Occidente a finales de los años 50s. Bueno, en el entendido de que aquello llamado pomposamente Occidente aún exista.

Imaginemos que una mañana cualquiera leemos un titular en el que un desconocido país o movimiento mundial anuncia que ha dado con un ordenador cuántico practicable y de tamaño reducido. Probablemente pocos entiendan a primeras el impacto de la noticia, pero creo que ningún editor perderá la oportunidad de subtitular algo como: El mundo, tal como lo conocemos, acaba de desaparecer.

La privacidad de nuestras comunicaciones en Internet depende de una cosa tan básica y compleja a la vez como la de encontrar ciertos número primos que multiplicados den un valor. Ese valor es la clave con la que nos comunicamos. Soy consciente de que simplifico a niveles vergonzosos. Respiro un poco y entonces sigo. Lo cierto es que con la computación actual, basada en las revolucionarias ideas de la década de los cuarenta del siglo pasado, hallar esos número es prácticamente imposible, pero con la computación cuántica la cosa sale en un pispás.

En términos prácticos, las redes sociales morirían en el acto3, y antes que ellas, las transacciones bancarias y todo lo que confíe en la criptografía actual para funcionar. La única manera de protegernos será a través de un gran apagón. Entonces, Internet volverá a ser aquel acogedor lugar en la que la gente compartía sus recetas de cocina y los cursis poemas de juventud.

Estoy con dolor de espalda desde inicios de año, así que no pregunten si me notan con un dejo de profeta del desastre.

¡Feliz 2018!


  1. jamaqueo 1. m. coloq. Cuba, El Salv. y Ven. Sacudida brusca.
  2. Sputnik
  3. Bueno, tal vez no, porque allí la privacidad no importa mucho últimamente y la autenticidad se logra por otras vías, como por ejemplo, usando vídeo en lugar de texto.