Trileros

Mientras existan los trileros tendré al menos una razón para creer en la humanidad. Su propesperidad será la prosperidad de la raza humana y seguiremos siendo capaces de grandes cosas. Mientras estos enbaucadores de oficio proliferen por las calles y encuentren gente que les siga el juego, gente de ingenuidad conmovedora y avaricia parbularia, estaremos a salvo.

En una sesión de triles se resume la humanidad entera. Es el paradigma de las relaciones interpersonales, donde quedan al descubierto esos escasos roles que siempre encuentran quien los interprete y que aparecen en muchos otros episodios del desarrollo de nuestra vida. En este juego callejero, como lo define la academia, la realidad, por mas certera que nos parezca, no es lo que pensábamos. Los que siempre ganan lo hacen para que otros pierdan y los que pierden siempre son los mismos. Pero hay otra dimensión aún más interesante.

Si después de miles de años de fraude, aún hay gente con suficiente capacidad para creer que puede contra este engaño, es decir, manifestar la capacidad de tener fe en sí misma (a pesar de que la racionalidad de la que está dotada le dicte lo contrario) podremos seguir aspirando a sueños imposibles. Vamos que será una muy buena señal.

Creer ingenuamente que se puede modificar la realidad es un requisito indispensable para cambiarla. Se ha logrado volar con un objeto más pesado que el aire, a pesar de las evidencias engañosas de la realidad. La misma realidad adversa que hacía imposible transportar una imagen a través del vacio del espacio. Todas las personas que en el pasado se han empecinado en alcanzar grandes realidades irracionales, compartían con los incautos que le llenan los bolsillos a los trileros, esa confianza ciega en que la realidad no es como la pintan y que conocen el truco para cambiarla.

La diferencia está que el humano medio sucumbe cuando comienza a perder y se retira apenado por el desengaño, mientras que los grandes transformadores de nuestra hitoria continúan hasta hallar la manera de revertir el truco, ya no dejandose llevar por sus percepciones, sino aplicando la ciencia para imponerse.