Pequeñas tragedias veraniegas V

La naturaleza en su infinita sabiduría ha decidido regatearme el buen gusto. Realmente no es que me haya dotado de mal gusto. No. Pasa más bien que carezco de conciencia del gusto alguna. Soy un negado para la decoración, el vestir (me diagnosticaron una atrofia genética para la combinación de colores), la música, los accesorios, para hacer regalos, para los peinados. No sigo, me deprimo.

Por eso para disimularlo, sigo cabalmente el consejo de mi madre: Bien limpio, aseado y entalcado aunque vayas descombinado.

Otra cosa de la que carezco, en ese caso más bien por mala suerte que por minusvalía intelectual, es del sentido de la oportunidad, ese arte de saber decir lo apropiado, en el momento oportuno. Pero de eso hablaremos otro día.

Para palear el mal gusto por ejemplo en el vestir e intentar vivir una vida normal sin tratamiento farmacológico, es imprescindible, antes que nada, reconocerlo. No hay peor insensatez que andar por la vida creyéndose una persona normal cuando eres un mal-gusto-habiente.

La otra cosa harto importante que viene a ser algo así como la navajita suiza de gente como uno, es prestar mucha atención. Estar atento a cualquier atino accidental de, pongamos, una camisa que combine estupendamente con un pantalón. Si eso llega a pasar, porque alguien se lo diga o así, pues debe anotarse en una libretita y realizar un matrimonio entre dichas prendas. Deben convertirse en inseparables. También, si ocurre la eventual fortuna de que combine la misma camisa con otro pantalón, se permitirá el adulterio (que somos liberales) pero eso si, con mucha discreción.

Eso debe cumplirse a rajatabla. No debe intentarse improvisar con algo tan importante como la imagen. Es obvio que debe también estarse atento a lo contrario. Por ejemplo, los estampados no deben combinarse con rayas oblicuas (hasta que lo diga París); pues tome nota y no se le ocurra ni para andar por casa.

Todo esto hará que uno regularmente se vea un poco uniformado, pero es siempre preferible a exponer públicamente tu condición de poseedor de mal gusto.

Por último, cuando ocurra alguno de esos alineamientos planetarios que provocan que se vea radiante, estupendo, triunfante y terriblemente atractivo con un traje, camisa, corbata, gafas, pantalón o ropa interior: Pues cómprese un lote. Es de sobra conocido que dejarán de fabricarlo en cuanto usted lo adquiera.

Besos.

9 pensamientos en “Pequeñas tragedias veraniegas V

  1. Desgraciadamente el articulo deja por fuera algo muy importante: El como comportarse. De nada sirve estar muy ataviado si el comportamiento no es el esperado de una ocasión (cena de negocios, trabajo, etc). Tampoco toma en cuenta que aunque la imagen es muy importante, la persona debe respaldar todo eso con preparación, porque aunque cierto que la primera impresión es la que cuenta tambien es cierto que las apariencias engañan y eso se descubre en menos de 10 minutos.

    Muy entretenido el blog, trataré de visitarlo con más frecuencia.

    KodeGeek -http://kodegeek.com

  2. Me gusta el consejo de tu mamá, la otra es casarse: tu esposa (aunque no tu novia) nunca te dejarán salir de la casa hecho una «facha» 😉

  3. Supongo que eso de entalcado no tiene que ver con llenar una bañera digamos con unos 30 kilos de talco y meterse de lleno en ella dar unas dos vueltas y volver a salir plenamanete entalcado ¿o si?

    Salduos al amigo. 😉

  4. CodeGeek
    Saludos y bienvenido. Bueno, si, faltan un pocotón de cosas, pero, la pura verdad, es que cuando lo redacté estaba haciendo un calor insoportable y me dio flojera ir más allá de contar la pequeña tragedia. Por cierto, a raíz de la cosas que agragas, pueden salir otras cuantas. Por ejemplo, cuando alguien mejor vestido le dan un ascenso, no por sus méritos, que son inferiores a los tuyos, si no por su vestimente. Lo he visto ¿eh?

    topocho: Cuanto tiempo… me queda una duda amigo. De donde procederá el misterio que ¿tu esposa si y tu novia no?

    gandicaehhh… me parece una magnífica idea… de repente la toma la gente de las estéticas y las medicinas alternativas y la llaman talcoterapia. jeje

    Besos a todos. y Gracias por pasar por aquí.

  5. Pues sí que tienes razón en esto de la importancia de la vestimenta. No en balde por ahí dicen que «no hay mujer fea, sino mal arreglada» lo cual seguro aplica también a los caballeros…
    Por cierto, hace tiempo (bastante) conocí a alguien con un sentido de la estética algo «extravagante», por decirlo cortésmente: Abrigo de pieles, collar y zarcillos de esmeraldas: Hasta ahí, todo perfecto mirando sólo hacia arriba, y al bajar la mirada descubres que al final de tan espléndido atuendo destacan descaradamente un par de pies con sus respectivos calcetines de lana y unas babuchas de ídem, de estar por casa…

    Cosas veredes!
    Un abrazo y que la canícula no te deshidrate!

    Palas A.

  6. Me duele la barriga de la risa, gracias, pero eres algo exagerado.

    Solución salomónica que se me ocurre en estado de: «woman not attached».

    Te vas a Cortefiel, al Corte Inglés o al que más te apetezca… estudia los maniquíes, compra desde los lentes hasta los zapatos… receta infalible. Aprovisionate de un armario de 15 a 30 días de rotación… caro, si… pero sólo al principio.

    Luego, acompáñate de amigos con buen gusto, digo que conocerás alguno y pídele consejo, es tu amigo.

    Happy birthday atrasadísimos.

    Un abrazo.

  7. Sólo pasaba por aquí a ver qué veía de nuevo… No hay nada ¡snif!

    Feliz fin de semana!

    Love,
    Palas A.

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