Simón B. revisited.

Conocí a Simón B., mientras llenaba el álbum de cromos (que todavía conservo como un tesoro) que se lanzó en 1983 en ocasión del bicentenario de su nacimiento. Ese mismo año, cuando ya casi lo tenía lleno, una profesora de religión tuvo a bien desmitificarlo ante la clase: cuando le preguntamos si él era un pecador, porque vivió con Manuela S. sin estar casado, y con el agravante de que ella si lo estuviera, dijo secamente: él era un hombre como todos los demás. Y sin otro comentario pasó al siguiente sacramento. Para nuestra mente infantil, fue muy gratificante el descubrir que nuestro héroe de los cromos, también hacía pupú.

Hace unos días leí un libro que venía de regalo con una revista que compro habitualmente. Era una pequeña biografía de Simón B. Me animé a leerlo porque no estaba escrito por un coterráneo del protagonista, si no por el uruguayo Nelson Martínez Díaz. Está redactado de forma sucinta y, lo principal, bien justificado en relación al contexto histórico

Lo disfruté. Me enteré de un montón de pormenores, que no me enseñaron nunca, y refresqué el contexto en el cual escribió lo que pensó. A nosotros nos daban las cosas ya masticadas, en un librito que resumía sus pensamientos, como máximas infalibles, originales y que no fueron inspiradas por nadie.

Me dio para muchas reflexiones, y notas curiosas, pero hay una que me llamó mucho la atención: en el Discurso de Angostura, cita a Montesquieu, cuando escribe: “el sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce la mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política.” Me llama la atención porque pienso que encierra un reto filosófico muy actual, ya que considero que no hay nada más difícil de objetivar que la felicidad.

Tengo amigos y conocidos que han viajado a países que padecen pobreza, malos gobiernos y niveles de vida paupérrimos. Siempre les pregunto si percibieron felicidad en la gente y casi siempre me responden que si. Es como si la felicidad fuese una cosa que está por encima de los gobiernos y que cada pueblo redefine para si.

Se me antoja pensar, que el Libertador puso muy bien en contexto lo que estaba diciendo, y que la felicidad es un concepto que, de aquel tiempo a esta parte, ha cambiado mucho.(tal vez antes era menos exigente.) Insisto en lo del contexto, porque hay otras cosas suyas, que hoy en día, hubiesen provocado una resolución de Naciones Unidas, como el Decreto de Guerra a Muerte, por ejemplo.

De todas sus facetas, la que más termino admirando es la de analista político. Tenía una capacidad pasmosa para palpar la realidad, aún por encima de lo que para él era deseable. Nada, que estoy “de historia” por estos días, ahora me dio por el Diario de O’Leary, el irlandés asombrado que acompañó a Simón B.

6 pensamientos en “Simón B. revisited.

  1. Sé lo que se siente cuando despojas del traje de fantasía a un personaje como Bolívar. Recuerdo aún mi asombro cuando de adolescente descubrí – gracias a libros de historia «políticamente incorrectos» – lo que era un secreto a voces: Que S.B. no había muerto de una pulmonía producto de sus gripes mal curadas cabalgando incansablemente bajo torrenciales aguaceros, libertando las Américas, tal como nos lo vendían en mi niñez.

    Creo que me sentí estafada, estúpidamente engañada, cuando supe que la pulmonía fue la consecuencia de una enfermedad venérea, producto de sus también incansables correrías tras cualquier cosa que llevase faldas.

    Desde entonces siempre me he preguntado qué clase de estupidez ha atacado a los llamados «historiadores», que en vez de hacer una semblanza de quienes han alcanzado grandes logros en la historia de los pueblos, los despojan de sus debilidades humanas y los convierten por obra y gracia de la pluma en seres rayando en lo divino, inimitables. No en vano los estudios de perfil motivacional en la Patria de Bolívar, siempre han salido orientados hacia poder, poder y más poder. Es el sempiterno remedo de la «gesta heorica». Salvar a los demás para evitar enfrentar los fantasmas propios.

    ¿Será por eso que ahora en V. se las están viendo negras con otro loco más con ansias de poder, y encima haciendo alardes de «bolivariano»? Lo lamentable es que de todo lo encomiable del pensamiento bolivariano, el loco de Miraflores sólo copió la infame parte del Decreto de Guerra a Muerte…. y ahora en V. todos son Españoles y Canarios!

    Saludos,
    Palas Atenea

  2. Creo que la humanidad superará esta forma de contar las vidas de sus notables. De verdad que soy optimista… siento incluso que está pasando ya porque mi tipo de lectura favorita es la biografía y los modernos biógrafos tratan de mantener más equilibrio.

    Obviamente, siempre existirán los escritores con mala leche, que animandos por las expectativas de ventas resaltarán con altísimo mal gusto, las características íntimas de los personajes sin escatimar en retorcidos detalles. Pero confio en que sean los menos. (aunque últimamente están especialmente ensañados con las casas reales y los intelectuales de los 60tas.)

    Con respecto a Simón B. mi maestra de religión me hizo un favor enorme, porque creo que por esa razón intentaba siempre «entenderlo» y en todo caso descartar los aspectos inútiles de ese proceso de entendimiento, ambos, los de exceso y los de defecto. Admirarlo con mas libertad quiero decir. De los detalles personales me interesaba más conocer de qué cosas se arrepintió alguien, que cosas hubiese hecho de otra manera.

    Desmitificar es muy distinto a ensañar (con a). Ahora, el proceso de mitificación de los personajes que valen la pena, la mayoría de las veces, no parte del mismo personaje…

    Pues eso.

  3. Leyendo su post me vino inmediatamente a la mente un libro que también cayó en mis manos a temprana edad. El autor me acuerdo era Salvador de Madariaga y era uno de esos libros «prohibidos». Habían datos que no concordaban con otros datos más oficiales de algunos hechos históricos en que la figura de SB se veía involucrada.
    El punto es que la historia, como la religión y la política han sido asquerosamente manoseados más de la cuenta. Hay tantas verdades que son mentiras y tantas mentiras que son verdades que llega un momento en que hay que desconfiar de todas las verdadesa históricas.

  4. Lo que pasa con las biografías hoy día que ya no se puede dedicar todo un libro a hablar que que lindo era el personaje, que que bonito vestía y un etc de halagos. Porque de una u otra manera alguien cuenta rápidamente la parte humana.
    Acabo de leer una biografía de Fritz Perls, donde el mismo autor se desmitifica recociendo su consumo de LSD y otras perlas de desviación humana.
    Un saludo.

  5. Pues tiene usted razón. Aunque a veces pienso que no se manipula la historia sino los «presentes» del pasado, para que todo pareciera una accidente.

    Trato de leer la historia a partir de historiadores no involucrados sentimentalemtente con los acontecimientos. Por ejemplo, la historia de España la leo del Británico Hugh Thomas.

    Ahora, la historia contemporánea en general, prefiero «leerla» de mis mayores, especialmente de los perdedores.

    Vamos, que siempre hay formas de blindarse contra esas antiguas manipulaciones. Más problemas tengo leyendo el presente que el pasado 🙁

  6. Bolivar es ( porque esta vivo, en cada patriota que ame la libertad) un soñador, un ser con virtudes y defectos que no importa como se halla contado su historia, lo importante es que hizo historia y la seguira haciendo .. por los siglos de los siglos…
    ( anda ya que me he emocionaoo)

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