Software malo. (I)

Érase una vez un reino encantado, donde existían unas pequeñas máquinas inanimadas y unos alquimistas que, ataviados con batas blancas y recurriendo a rituales secretos, las dotaban de vida. Los alquimistas eran amos, con egos enormes, perseverancia de jubilado enamorado y una autoestima eclipsante. También eran buenos en eso de dotar de vida y apostaban su prestigio en cada ritual.

Con el tiempo, surgieron muchos alquimistas, casi todos carentes de sentimientos gremiales, e inevitablemente los secretos comenzaron a ser revelados. Gentes de todos los clanes del reino fueron también capaces de dar vida a las máquinas, vidas cargadas de taras, pero suficientes para ser aceptadas por los humanos. Incluso los verdaderos alquimistas, en su desesperación, cedieron ante la carrera por hacer más atractivas a las máquinas y comenzaron a vestirlas de gala, aclararle los ojos y refinarles los modos…además de sumarle taras en el proceso. Las funciones vitales de la vida fueron descuidadas.

Los humanos (débiles ellos) obviaron completamente estas taras y aprendieron a vivir con ellas, dado que las pequeñas máquinas eran atractivas. Esta tolerancia era exclusiva para con ellas, pero inaceptable a otro tipo de ingenios. continuará…

Tengo un propósito pertinaz, y es intentar explicar las múltiples razones por las cuales el software, con perdón, es una mierda. Por qué pierdes documentos, se cuelgan las máquinas, te atacan los virus… así que les iré escribiendo poco a poco algunas reflexiones que he hecho sobre tema.

Por su edad, el desarrollo de software debería estar maduro y ofrecer estándares de calidad, como ha pasado con otras industrias, como la del automóvil y los electrodomésticos. Por el contrario, cada día va a peor y la creatividad necesaria para mejorarlo surge en el campo rebelde, el que hace estragos. Primera reflexión: Los usuarios y los legisladores han sido muy permisivos con la mala calidad del software. Si alguien compra una lavadora, ésta está cubierta por una garantía mínima fijada por la ley, en algunos países como España es de 2 años. Si no hace lo que debería hacer, reclamas, te la reparan, cambian o devuelven el dinero. Esto con el software no sucede y la gente lo tolera, es como si los fallos formaran parte del producto.

Por ejemplo, el sistema operativo que usa el 90% de los PCs del mundo, tiene una garantía por sólo los primeros 90 días luego de la instalación y los subsiguientes parches de actualización no llevan garantía alguna, de más está decir que probar los fallos es virtualmente imposible. Esto es sólo un ejemplo, se puede encontrar en casi todo el software comercial.

Las peores implicaciones de calidad están hoy relacionadas con la seguridad, creo que es tiempo que la industria del software pase por el mismo proceso de control de garantía y seguridad por el que pasó la industria del automóvil en los años 70. Todos los fabricantes se rebelaron en aquella ocasión, incluso decían que incorporar el cinturón de seguridad encarecería demasiado los automóviles. Hoy en día la seguridad de los coches es un argumento de venta.

No es un llamado a la intromisión del estado, sino a la defensa de los derechos de los consumidores, que además de tener poco de donde elegir son víctimas de un software malo.

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  1. Me puse a buscar en el baúl de los recuerdos de este blog y hallé esta nota, que no recuerdo haber leído.
    Como la T.I. no es mi campo, poco puedo opinar a no ser como usuaria, desde cuyo punto de vista coincido con OCA.
    No obstante, me vino también a la memoria RAM, sin previo aviso y por voluntad propia, una frasecita que solía escuchar cuando, sin previo aviso también, mi computadora parecía tomar extrañas decisiones y hacía cosas que – desde mi ignorancia tecnológica – parecían más bien cosas de encantamientos o sortilegios de duendes invisibles.
    Al solicitar la interpretación del oráculo ( léase los cultos en informática) lo que solía obtener como respuesta era: «Eso es error de usuario»
    ¡Que tiempos aquellos!
    Me pregunto si a Bill Gates & Co. le quitará el sueño algo de esto. Desde luego, la pregunta es por demás absurda y ociosa, pero sólo se me ocurrió.
    Los cinco meses de retraso para comentar algo inútil sobre este artículo, presentan un interesante simil con el tiempo de respuesta de algunos programas cuya lentitud para quien los usa, se mide con unidades más generosas que los acelerados segundos o minutos…
    Tarde, pero segura.

    Un abrazo
    Palas