Aves migratorias

En esta breve nota de contrastes, les comento esta iniciativa conjunta entre el gobierno español y la Organización Internacional para las Migraciones, que tiene como objetivo sufragar los gastos del retorno voluntario a sus patrias de origen, a aquellos inmigrantes que lo soliciten. Muchos emigrantes, sobre todos de los países más pobres, queman sus naves cuando emprenden estas aventuras, que a veces terminan mal por razones que van desde penurias económicas, pasando por imposibilidad de adaptación meteorológica hasta la implacable nostalgia. Finalmente se ven atrapados y no vuelven porque económicamente no pueden. A priori la considero una iniciativa de vocación humanitaria, será interesante observar su evolución.

Por otro lado, y he aquí el contraste, las fuerzas armadas españolas, ofrecen oportunidad de incorporarse a sus filas, a nacionales de los países del otrora imperio.

El léxico del Maquinista

Me gustan los trenes. Mas bien me encantan, en el sentido romántico de la palabra. Hace unos días volvía del trabajo en uno de ellos, como habitualmente lo hago, cuando de repente en medio del recorrido el tren se detuvo bruscamente, tanto que unas abuelitas que iban en el asiento contiguo invocaron asistencia celestial.

No sabíamos lo que había ocurrido y no recibíamos ningún mensaje del maquinista, pasaron unos minutos y ya el pasaje, que así nos llaman, comenzaba a impacientarse por la falta de información que explicara la prolongada detención, hasta que se escuchó por la megafonía interna un mensaje tan atentido como poco clarificador: “Atención señores viajeros, este tren se encuentra detenido por una incidencia en catenaria.”

Aunque entendí de qué se trataba, porque me gustan los trenes digo, la mayoría del pasaje se miraban las caras y bromeaban con lo criptico del mensaje. El murmullo fue interrumpido por un segundo mensaje que advertía que se prestara mucha atención porque iban a dar las instrucciones de evacuación, tras lo cual soltó: “Un convoy se alineará con nosotros, y sereis evacuados por la parte anterior de la segunda composición primero y la primera composición después” Igual de claro que el anterior, aunque esta vez fue muy curioso, porque hubo gente que atendiendo al mismo mensaje, comenzó a moverse unos hacia la parte trasera y otros a la delantera del vagón.

Lo cierto del caso, es que el maquinista, preso de su léxico habitual, fue incapaz de hacer que la gente se enterara de nada. Y esto no es un caso exclusivo de su profesión, hay otras que me gustan mucho como la de los taxistas que poseen radio de onda corta, que terninan llamando a sus clientes “73”, la de los abogados, que además lo hacen a propósito porque su trabajo es más de intérprete que de otra cosa y las de los militares que sustituyen un simple “si“, por el largo e incómodo “afirmativo”. De los profesionales de la informática no hablaré por no herir susceptibilidades. Lo cierto es que hay otros, los golpedos camioneros, que aunque caen en lo mismo, casi todo el mundo les entiende.

No importa a qué nivel, suele ser fácil reconocer la profesión de la gente por las palabras que utiliza. Creo que hay que intentar pensar más lo que se dice y hacer un esfuerzo por ponernos en los zapatos del otro para saber si nos entiende, que al final es lo que nos interesa. Con eso, nuestro maquinista pudo haber dicho, compadeciendose del anónimo pasaje: “Atención, este tren se encuentra detenido por falta de electricidad”… Está bien, lo diré más claro: que se rompió el cable continuo, «la catenaria», de donde el pantógrafo 😉 toma la corriente.

Ritual, amuleto y talismán.

¡Que supersticioso eres!, ¡Que manía la tuya! Así suelen cebarse en aquellos comportamientos nuestros que tienen como origen un ritual. Si especulamos un poco, podríamos decir que en realidad no se trata de superstición, sino de un algo grabado por la evolución en todos lo seres humanos y de lo que nadie está exento: El ser humano necesita los rituales. Hay muchos de ellos que se confunden con costumbres, pero que en realidad me atreveria a definirlos como mecanismos de aseguramiento de la calidad dentro de la psiquis humana.

Hay rituales casi imperceptibles, como el bateador que se santigua antes de batear – cosa que también hacen algunos pilotos de fórmula 1 como Barrichello – o el levantarse con el pie derecho todos los días. Los hay también más sofisticados, como los marineros que hacen ofrendas al mar antes de zarpar o el de aquél gentilicio Caribe que aplaude colectivamente el aterrizaje, luego de un largo vuelo en avión.

Pensaba yo que habría áreas como la ciencia y la tecnología que estarían a salvo de estos rituales, pero hasta en el campo de investigación espacial, los rusos concretamente, se siguen rituales: Desde hace 40 años, todos los pilotos que van al espacio, realizan exactamente las mismas cosas que realizó Gagarin en su primero vuelo: desde firmar la puerta de su habitación, desayunar lo mismo que él desayunó, orinar en medio de camino que los conduce hasta la nave, – aunque no tengan ganas se hace la parada -, hasta plantar un árbol al volver.

En la misma línea están los amuletos, que entonces serían como anclajes de conducta, que nos regulan la confianza. Puede ser desde una reliquia familiar, pasando por un objeto especial cualquiera, hasta alguna ropa que hayamos utilizado en una actividad en la cual logramos un resultado exitoso. Una preda-amuleto, pues. Los deportista son unos expertos en el tema, sobre todo con la ropa interior y el calzado. Los ejecutivos lo son con las corbatas. Los estudiantes, expertos también en rituales, suelen hacer de sus utensilios amuletos: Antes de finalizar mi carrera presenté un exámen muy difícil usando un portaminas cualquiera, luego de eso, los últimos 10 exámenes los presenté y aprobé con este mismo efectivo amuleto, de hecho aún lo conservo. Piénselo: nuestro pañalito o trapito de la infancia, sin el cual no podíamos ir a ninguna parte, no era más que un objeto inductor de confianza.

Un tratamiento distinto le doy al talismán. Aunque suele usarse para fines parecidos al amuleto, sus atributos son de origen mágico, con lo cual se trata más de un acto de fe, que de autoconfianza inconscientemente inducida. Pero bueno, la mágia también forma parte de nosotros. Ya les veo la cara… pensarán que no, que eso de la magia y los talismanes es pura superstición que nadie «estudiao» se dejaría llavar. Pues sólo dejénme decirles, que el centro de control en Baikonur se entera cuando comienza la ingravidez dentro de la nave Soyuz, cuando empieza a flotar un pequeño talismán colgante que llevan a bordo… 😉