Michael Jackson y Silvio Rodríguez

Qué nos impulsa a convertirnos en un fan. Por qué surge esa sensación que, de forma más o menos entusiasta, experimentamos en algún momento de la vida. Se puede ser fan de algo o de alguien. Es un estado de ánimo que varía con la edad: Un fan joven, puede llegar a realizar verdaderas hazañas para disfrutar de su “ídolo” y su presencia muchas veces le resulta paradójicamente insoportable, al punto de llorar y perder la conciencia. Ya de adulto, la cosa se vuelve más sosegada, pero creo que más por vergüenza que por otra causa.

Pero lo que inspira esta nota es una de las características más duras de asimilar del fenómeno. La incoherencia ídolo-humano. Quiero decir, el fan parece no diferenciar al ídolo, del ser humano detrás del ídolo, con lo cual termina pensando que las aptitudes, actitudes y destrezas admiradas en el ídolo, deben ser coherentes con las del ser humano, y casi nunca es así.

Michael Jackson tiene fans incondicionales, (aunque no hace falta el adjetivo) a lo largo y ancho del mundo y es, ante todo, un ser humano (que si) de naturaleza en extremo excéntrica. Ante el surgimiento de demandas comprometedoras en su contra éste obtiene de parte de sus fans solidaridad automática, al mejor estilo que se puede encontrar entre los políticos de las repúblicas bananeras. Es decir, hay algo en el cerebro del fan que lo impulsa a no contemplar siquiera la posibilidad que su ídolo tenga conductas negativas. Todo lo que pueda mancharle puede justificarse. Podría argumentarse que el fan joven es más proclive a esta conducta, por su inmadurez, pero no sé, tengo mis dudas.

Silvio Rodríguez, por ejemplo, es un artista al cual se suele empezar a admirar en la juventud, porque la edad y el entorno son propicios para el tipo de expresión de este artista, que por cierto manifiesta su ideología de forma transparente. Con la salida de la universidad, la inserción al mercado laboral, el matrimonio, los niños y la hipoteca, en fin con la edad, lo más probable, es que el contenido ideológico de sus canciones pase a un segundo plano (porque se topan con la realidad) y queden sólo las simples sensaciones de antaño, y eso no quita que se siga admirando de forma entusiasta (aunque por los vientos que soplan, también de forma secreta e intima) a alguien que no piensa como tu, pero que hace algo que te gusta.

Con los escritores, políticos e intelectuales pasa algo parecido y siempre reciben la mirada benevolente de sus fans, el perdón previo y el aplauso anticipado. ¿Tendrá esta situación una tolerancia límite?

Misterio.

Grace Hopper

Aunque no lo parezca, las computadoras se programan en un lenguaje muy cercano y afín al lenguaje humano, con instrucciones en inglés, fáciles de recordar, finitas y que siempre significan lo mismo. Todo esto se lo debemos a una mujer, Grace Hopper, la abuelita de la foto de al lado.

En la prehistoria de la informática, las máquinas se programaban a base de engorrosos comandos mnemotécnicos, paradójicamente difíciles de recordar |-|, y más familiares para las máquinas que para los humanos. A Grace, esto le debió resultar completamente ineficiente, total, como mujer entendía mucho de comunicación – ya que a diferencia de los hombres las mujeres tienen un área del cerebro especializada en el habla – y se dispuso a resolver el problema.

Grace nació en 1902, se graduó en matemáticas y física en 1928 y obtuvo un Ph.D en Yale en 1934. En 1943 entró a trabajar en el equipo que desarrolló el Mark I uno de los primeros computadores de la historia, y fue la primera persona que escribió un programa para esta máquina. Probablemente Grace fue también la primera programadora informática.

Para resolver el problema que les contaba, Grace se levantó una buena mañana y después de tomarse el café, se le ocurrió una idea rompedora, crear, como en efecto lo hizo, el primer compilador de la historia, el A-compiler, especialmente diseñado para tomar un programa escrito en “humano” y transformarlo en lenguaje para las “máquinas”. El lenguaje humano se llamaba Arith-Matic y el de máquinas, pues ya saben, una retahíla de unos y ceros que son lo que las máquinas entienden. Más adelante, y con la misma filosofía, Grace diseñó el Flow-Matic, del cual un comité, auspiciado por el departamento de defensa de los Estados Unidos, tomaría muchas ideas al diseñar, en 1959, el lenguaje Cobol, ese gran hermano por el que pasan los datos de casi cualquier persona que tenga una cuenta bancaria.

Es justo y necesario repetir: Casi todo lo que conocemos hoy en día para programar computadores está basado en el modo de diseñar introducido por Grace, que los inquisidores expertos llaman, eufemísticamente, lenguajes de alto nivel, muy seguramente para evitar hacer honor a una mujer. De lo contrario lo hubiesen hecho como se debe, inmortalizando al inventor con su invento, tal y como nos tienen acostumbrados: El Binomio de Newton, La transformada de Laplace o la pausterización de Pasteur. Vamos, es que hasta en casos tan tristes como el Alzheimer, le ponen el nombre del descubridor.

Finalmente quiero compartir una frase, probablemente apócrifa pero la mar de tentadora, que expone perfectamente el cambio de paradigma que supuso la contribución de Grace Hopper a la informática. Sucedió alguna anónima tarde en una sala de reuniones, de esas amuebladas con sillitas grises, muy populares en los años cincuenta. Justo después que Grace Hopper explicó su idea a los demás compañeros de equipo, estos pegaron el grito al cielo, reprochando al unísono, «But Grace, then anyone will be able to write programs!»

Nota del cartero: Se ha evitado deliberadamente, incluir tecnicismos para facilitar la lectura a los destinatarios no familiarizados con términos informáticos. Espero que lo informáticos sean benevolentes con esta aproximación.

Saludos desde Gusev, Marte

Bueno, de tres uno, lo que no pudo hacer el malogrado Beagle 2 lo pudo hacer el Spirit, que ya se encuentra sobre a superficie de marte y envió las primeras hermosas imágenes anoche, desde el cráter llamado Gusev, donde se tenía previsto amartizar. Usó la misma técnica que la nave europea, pero con mayor suerte y más airbags 🙂

El 24 de enero se intentará con la sonda Oportunity, que es una gemela de Spirit, esperemos haya suerte también.

Más imformación aquí: http://marsrovers.nasa.gov/home/index.html