La satisfacción de un trabajo mal hecho.

Una de Perogrullo: Una característica común a todos los países avanzados tecnológicamente es la de invertir mucho (dinero) en investigación científica. Algunos incluso lo hacen aplicando la fuerza bruta, financiando todo lo que surja, sin evaluar mucho su utilidad, seguramente con la intención de mantener vivo el espíritu innovador, o pensando en que si abren muchas líneas de investigación, alguna resultará útil. Los Premios Ig Nobel son un divertido ejemplo de ello.

Como sé que en España no lo voy a conseguir y ciertamente tengo poco tiempo para encargarme yo mismo del asunto, quisiera proponer que algún científico del primer mundo se haga cargo de una investigación para intentar demostrar que el trabajo mal hecho activa alguna región de hipotálamo relacionada con el placer.

No sé si significaría un salto en la ciencia del comportamiento humano, pero a mi me dejaría tranquilo si lograra explicar porqué hay gente que, a pesar de hacer terriblemente mal su trabajo, es capaz se ganarse la vida con ello y dormir en paz. (Y sobre todo, si son consciente de ello.)

Si. Me refiero a esos mecánicos que empeoran los síntomas de tu coche, del albañil que tiene el sentido común en el culo o el programador informático (generalizaré) incapaz de notar que las aplicaciones que publica para solucionar problemas, no hacen más que crearlos.

En España, la palabra chapuza sirve para designar el producto del sudor de la frente de gente como ésta. Es un problema endémico que retraza el desarrollo del país y que sólo solucionaremos cuando contemos con un sistema judicial robusto y eficiente. Quiero decir, lo suficientemente temible como para que alguien que demande por haber sido victima de un chapucero, gane.

Ergo, antes de invertir en I+D+i, los planificadores de mi país (confío en que existen) deberían invertir en modernizar la justicia. Sin ello, cualquier descubrimiento jamás se convertirá en avance.