Pequeñas tragedias veraniegas II

En lo que va del verano he contado siete. Cada una cojea con su ademán especial, con una cara_de_todo_el_mundo_me_mira, y moviendo graciosamente el pié, como intentando domar un potro salvaje. Porque está claro, no hay cosa más poco fiable en estos días, que la sandalias de verano.