Towns History

Vivo en un pueblo de probeta, diseñado en laboratorio. Ha venido al mundo desde esos amplios mesones de delineantes de tinta china y lamparitas articuladas con tubito de neón. No existe una calle (nombre incluido), plaza, acera, poste, escuela o jardín, que no haya sido concebido de antemano y escrupulosamente dibujado en papel por los urbanistas, siquiera antes de poner la primera piedra. De hecho, para su construcción se creó una sociedad anónima, una compañía que lleva el nombre del pueblo, y las S.A. de sufijo. Lo de pueblo ya se lo digo de cariño, es más bien una ciudad pequeña, porque ya tiene poco más de cuarenta mil habitantes y la contaminación sónica lo corrobora.

Cuando lo visité por primera vez, parecía otro país. Echaba en falta las señales típicas de los pueblos españoles, como las que indican la dirección hacía el casco histórico. Nada de calles estrechas y esa heterogeneidad en las fachadas de las casas, que dejan ver el paso de las costumbres ornamentales. Aquí todo resulta muy armónico, muy hecho a la vez. Lo de otro país va en serio. Todas sus estadísticas son un poco opuestas a la tendencia nacional. Por ejemplo, la pirámide poblacional es ancha en la base y estrecha en la punta, he oído alguna vez, que es el municipio europeo con la tasa más alta de natalidad. Los ancianos son muy escasos y la penetración de Internet es cercana al cien por ciento. Las direcciones se dan nombrando sectores y no por calles y en fin, que parece hecho con SimCity 3000, ya que cuenta con su parque tecnológico y su propia zona industrial.

Pero a mí lo que me resultó curioso, fue que este pueblo que, al contrario nuevamente de lo normal, me eligió a mí para que viviera en él… ya va. Esperen. Esto último no es más que un eufemismo de consolación para decir que, vivo aquí, porque fue el único sitio donde encontré a un humano que me alquilara su propiedad, a pesar del estigma de ser, este humilde servidor, un extranjero del tercer mundo. Bueno, decía que lo curioso, es que iba a vivir en un pueblo sin historia, (en el sentido clásico con el que usamos ese término para los pueblos) ajeno a fundadores ecuestres o a colonos pioneros desterrados.

Le di vueltas a esta cuestión por unos días, porque aún no había comprado el televisor, y el único sonido en todo el apartamento, era el monótono y nada estereofónico motor de la nevera, complementado de vez en cuando por el escándalo de la poceta. Donde por cierto la tecnología no avanza.

Pero al cabo de la reflexión, caí en cuenta de que, para efectos prácticos, casi todos los humanos vivimos en pueblos sin historia. Mejor: que no somos conscientes de ella, que no podemos contarla y que nuestra memoria colectiva, se limita a comentar con ademán anecdótico, una vez que construyen un nuevo centro comercial o un parque, ¿te acuerdas que eso era antes una peladero de chivos?

Incluso aquellos pueblos que celebran o conmemoran sus tradiciones, lo hacen desde la perspectiva festiva, porque el significado histórico de cualquier acontecimiento que ya no afecte la cotidianidad, se diluye precisamente en ella. No importa si vives en uno que se formó caóticamente o se planificó de antemano, la vida de los pueblos se alimenta principalmente del presente, y para la mayoría de sus habitantes, la historia local, no va más allá en significado, de su particular experiencia de vida, en ese invento humano que llamamos ciudad.

4 pensamientos en “Towns History

  1. Hola Topocho.

    Aunque creo entender la opinión, me extravío un poco entre entre las nuevas tendencias de los símiles. Así que, cómo es eso de cartón de huevos…

    Un Abrazo.
    Oca.

  2. Pues fíjate amigo Oca, que eso de la historia de los pueblos es relativo, tanto si la tienen como si no.

    Yo no sabía nada de nada de la historia de Brasil, y para mis cuentas, la «nueva» capital Brasilia tuvo sus orígenes cuando fue inaugurada en 1960. Y pensaba cosas como esta: ¿Qué «historias» narrarán los en adelante nacidos en esa recién estrenada ciudad? Si no tienen historia! Qué bien, no tendrán batallas libertadoras de las que alardear, ni guerras perdidas que llorar!

    Gosh! Was I wrong!
    Al momento de su «presentación en sociedad» (léase cuando se mudan los poderes ejecutivo, legislativo y todas las demás instancias del Gobierno) la aún no-ciudad ya tenía historia desde 1823, cuando a un señor se le ocurrió proponer mudar la capital a otra zona, bajo ese nombre: Brasilia!

    Así que bueno, de seguro en ese lugar de cuyo nombre no quieres acordarte, también tienen sus pequeñas o grandes historias, que a lo mejor pasarán tan por debajo de la mesa como para los «¿brasilianos?» las de su ciudad capital.

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    Amigo Topocho: Yo también quedé con la intriga:¿Qué es eso de la memoria de cartón de huevos?
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    Un histórico abrazo,

    Palas A.

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